O en realidad es la historia que Eileen nos cuenta, una historia que nos hacen creer. Pero no siempre está claro hasta qué punto es creíble o que tan confiable es Eileen.
En su miserable vida como guardia en un centro para jóvenes, piensa constantemente en tener sexo con uno de los reclusos y lo acecha en sus horas libres. Vive con su siniestro y atormentado padre y su vida está llena de aburrimiento por su existencia. Eso hasta que aparece Rebecca y Eileen pasa de un enamoramiento infantil a una admiración total. A medida que su obsesión e inseguridades se unen, Eileen pierde el control de su propia historia.
Otessa Moshfegh no se contiene. Eileen es un personaje fascinante. Es detestable y, sin embargo, no puedes evitar simpatizar extrañamente con ella. Y aunque hay una trama, el libro requiere principalmente que te sientas cómodo viviendo en la mente de Eileen durante 260 páginas. No es una tarea fácil y no es para todos. Cada pensamiento oscuro, repugnante y vergonzoso que hayas intentado suprimir activamente, Eileen no lo hará. Ella es la peor versión de ti, de cualquiera. Es refrescante, a decir verdad.
Muy convincente por cómo se mantiene en la cúspide entre el disgusto y la empatía mientras esperas una metamorfosis prometida por parte del personaje principal.
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