La obra es una especie de crónica poética y profundamente humana, que explora la vida en una pequeña comunidad de los Pirineos catalanes, donde se entrelazan historias de personajes de diferentes generaciones y perspectivas.
Uno de los aspectos más interesantes de esta novela es su estructura fragmentada, que da voz a varios personajes, entre ellos un joven que comienza a perder la vista, su abuela, y hasta un árbol o un paisaje. A través de sus relatos, Solà construye una especie de tejido narrativo donde el entorno y la naturaleza tienen un papel casi tan protagónico como los personajes humanos.
La novela ofrece una meditación sobre la percepción, la memoria, el dolor y el paso del tiempo. Es un libro que invita a reflexionar sobre lo que significa ‘ver’ realmente y cómo, al perder una forma de visión, a veces se puede llegar a ver más claramente las sombras que nos rodean.
“𝙇𝙤 𝙚𝙣𝙩𝙚𝙣𝙙𝙞𝙤. 𝘾𝙤𝙢𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙞𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙤𝙙𝙤 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙨𝙪 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤. 𝙔 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙚𝙨 𝙙𝙚𝙢𝙖𝙨𝙞𝙖𝙙𝙤 𝙘𝙖𝙧𝙤.”
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